Fundacion Jonathan

Por: Bianca Schick

Después de un mes de clases de español con Carmen, empecé a trabajar en un proyecto social por otro mes. La fundación en la cual ayudo se llama “Jonathan”, que ofrece servicios médicos y sociales para niños y mayores. Más concretamente la fundación ofrece un almuerzo cada día y tratamientos médicos gratuitos.
La directora Catalina Avilés, fundó la organización después de la muerte de su único hijo, Jonathan Zambrano Avilés, él fue secuestrado y asesinado a la edad de 8 años en el 2002. Para asimilar la muerte de Jonathan, Catalina decidió organizar este servicio para ayudar a las personas más pobres que no son capaces de pagar su propia medicina, ropa, alimentación, estudios, etc.
La fundación está en la entrada del parque Itchimbia, cerca de no solo la Mariscal, sino también de la casa de la familia ecuatoriana con quien viví. Cada día trabajé de 10:00 a 14:00 excepto martes y jueves cuando tengo clases de español en la mañana.

Entre las 10:00 y las 12:00, muchas personas vienen para esperar el almuerzo, ellos se encuentran en el patio y charlan. Es mi trabajo preparar el almuerzo, que consiste en pan, hay pan diferente para los niños y los mayores, los niños reciben pan de dulce y los mayores de sal. Yo saco el pan y desecho las rebanadas enmohecidas. No es un trabajo duro y tengo tiempo suficiente para jugar y hablar con la hija pequeña de la otra ayudante. A las doce la señorita Miriam, que es responsable del reparto del pan, reza con la gente que
está esperando, luego se distribuye el pan, y yo lo hago con el de los niños que normalmente consiste de tostadas dulces y pan de chocolate.

A veces mi trabajo es un poco difícil porque muchos niños vienen al mismo tiempo, quieren hablar conmigo y tienen muchas preguntas sobre Alemania, al mismo tiempo piden más y vuelven otra vez para recibir más pan, por lo que necesito observar que los niños vengan una sola vez. A las 14:00 ya no se da más pan y la gente se va, normalmente yo me quedo unos minutos más para limpiar.
En resumen me gusta mi trabajo porque puedo trabajar con niños y me alegran sus ojos felices cuando reciben el pan. Por otro lado no me gusta que muchos niños jueguen con el pan cuando ellos no tienen mucha hambre, ya que con frecuencia no hay suficiente pan para todos, pero la gente (no solo los niños) que tiene pan no es suficientemente agradecida. Además rechaza el pan a veces, si no hay pan de chocolate.
Sin embargo mi trabajo en la fundación es una buena oportunidad para ayudar a la gente que tiene menos suerte en la vida y yo me doy cuenta otra vez que yo misma tengo mucha suerte.

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