Por: Janna Wittneben
PERÍODO: 3 de enero al 24 de febrero 2006
TRABAJO: Hidroterapia, fisioterapia e hipoterapia
1. EN GORRITAS AZULES
HORARIO: lunes, miércoles y viernes de 10h30 a 16h30 y martes y jueves de 8h30 a 14h30
EDAD DE LOS ALUMNOS: 8 a 51 años
NÚMERO DE ALUMNOS: 16
DESCRIPCIÓN
En la Fundación hubo dos clases de dos niveles, con un profesor por clase. En las clases los niños realizaban actividades como pintura, juegos o ejercicios para desarrollo motriz. Los niños normalmente se quedaban todo el tiempo en las clases, pero en el tiempo de recreo de 10h00 a 10h30 y durante el almuerzo de 13h00 a 13h45 se reunían todos para comer juntos. Además hubo cada día de 12h30 a 13h00 una terapia grupal con todos los alumnos, profesores y terapistas. El jardín pequeño no era utilizado mucho, por eso los pacientes estaban mucho tiempo adentro. Cada alumno tenía dos días un tratamiento de terapia ocupacional y física.
También había una terapista ocupacional y una fisioterapista, por esta razón teníamos solo 20 minutos (poco tiempo) para un tratamiento y no había espacio para intercambio de experiencias. La prioridad de la terapia ocupacional era mejorar las capacidades de las manos y realizar actividades de la vida diaria como vestirse y desvestirse.
En la terapia física trabajé siempre con un solo niño, algunas veces con la fisioterapista, si era necesario, con niños que tenían retardo mental muy profundo o constricciones muy duras. Debido a que muchos alumnos eran mayores de edad, el punto de vista de mi trabajo era más mantener las posibilidades como “arco de movimiento, la postura, la marcha y la percepción”, antes que mejorarlas. Fue muy bueno trabajar cada día con los niños, porque su capacidad de memoria era muy baja, pero nunca me alcanzó el tiempo.
Me gustó mucho trabajar ahí, pero vi problemas en algunas cosas:
- El ambiente entre los empleados y la directora de sintió muchas veces tenso.
- Los profesores son auxiliares que no tienen conocimiento en el trato con los niños especiales y en mi opinión muchas veces hicieron cosas sin sentido.
- Ocho alumnos son demasiados para un solo profesor.
- Si los niños tienen sed, no hay nada para beber.
- Casi todos traían su comida, los otros tenían un poco y no muy variada.
- Muchos pacientes nunca habían recibido una educación adecuada y por eso eran agresivos, porque no sabían explicarse.
2. EN VIRGEN DE LA MERCED
HORARIO: 8h00 a 16h00
EDAD DE LOS ALUMNOS: 2 a 12 años
NÚMERO DE ALUMNOS: 65
DESCRIPCIÓN
En esta Fundación trabajé también en la terapia física los lunes, miércoles y viernes y el hipoterapia los martes y jueves. El trabajo fue muy diferente al de Gorritas Azules, todos los fisioterapistas trabajan juntos en una sala, por eso siempre había la posibilidad de hacer preguntas e intercambiar opiniones sobre los tratamientos. Además la asistencia médica era muy buena, de manera que la colaboración entre el médico y los terapistas existía.
Yo trabajé con muchos síndromes diferentes lo que aumentó mi experiencia en la terapia física, los alumnos eran de menor edad, por lo que mis metas eran activar el desarrollo de los niños adecuadamente de acuerdo a sus niveles y posibilidades para que aumentara su independencia en las actividades de cada día, por ejemplo: mejorar la respiración, percepción de su propio cuerpo, control de la cabeza de los niños con pocas posibilidades de movimiento, aprender/mejorar la marcha y valorar sus fuerzas en el trato con los niños con más capacidades. Los niños por lo general eran delgados, así que el tratamiento era más fácil, algunos eran inquietos e hiperactivos, pero nunca agresivos.
Las consultas externas enriquecieron la variedad de los pacientes, porque tanto adultos con problemas traumatológicos como niños muy jóvenes que todavía no asistían a la escuela o niños que tenían la capacidad de asistir a escuelas normales venían por la tarde.
No tengo tantos conocimientos de hipoterapia, pero en mi opinión es importante que la prioridad sea aumentar la percepción y el autoestima de los niños, pero trabajamos más con ejercicios que para mí no tenían tanto valor. El equipo de la Fundación era increíble y por eso la variación de las terapias fue muy buena, además había dos o tres profesores por clase, para que el desarrollo individual fuera activado.
En ambas instituciones me faltó algunas veces tranquilidad en el trato con los niños, es posible que la causa haya sido el temperamento, pero las necesidades de los niños y sus propias ideas no fueron tomadas en cuenta por los profesores y terapista y por eso no se pudieron ejecutar. También pienso que a veces sería mejor trabajar menos y poner énfasis en aumentar el bienestar de los niños, porque tuve la sensación de que algunos tratamientos se realizaron en contra la voluntad de los niños y por eso algunos no tenían ganas de regresar a la terapia. Por ejemplo: un niño con síndrome de Down, que tenía 18 meses, siempre empezó a llorar cuando su mamá salía de la sala, lo cual es un reacción típica para esta edad y tiene su valor; este niño lloraba durante toda la terapia, es decir por 30 minutos. Cuando yo hice la terapia, le di a la mamá la autorización de participar en ella y trabajamos juntas, lo que tenía dos ventajas:
- La mamá pudo aprender algo sobre el tratamiento, que puede hacer también en la casa.
- El niño no lloró nunca y pudo trabajar mejor.
Estas cosas son tan pequeñas pero tienen a veces un gran efecto.
Otro ejemplo: decir “no” a los niños es muy fácil y era utilizado muchas veces y casi siempre si explicaciones, esto deja al niño con la sensación de que ha hecho algo incorrecto pero no explica cómo remediar el problema o error. Siempre sería mejor dar a los niños algunas opciones de actividades que pueden hacer, que solamente decirles lo que no deben hacer.
Finalmente, ¡me encantó mi trabajo con los niños especiales!, fue una experiencia muy importante para mí y me gustaría continuar con esto en Alemania. El trabajo en un equipo de fisioterapistas, terapistas ocupacionales, médicos y profesores, me abrió nuevos puntos de vista y hablar de tratamientos, síndromes y diagnósticos en otro idioma fue siempre un verdadero reto, aunque precisamente estas condiciones me dieron la posibilidad de conversar también con los padres de los niños, a fin de que ellos tuvieran la capacidad de continuar las metas de la terapia en la casa lo que es muy importante para una “laugtristigc Verandarung! Creo que en Gorritas Azules, aprendía a mantener y aumentar mi paciencia y el trato con los niños especiales, mientras que en Virgen de la Merced, aprendí mucho de los diferentes síndromes y sus tratamientos.